Hoy en clase de teatro me dieron muchas ganas de dibujar a mis compas trabajando.
Así que le "robé" el cuaderno a Luisina y empecé.
Lo hice despacito porque no quería dejar de prestar atención a lo que estaba pasando. Dibujaba un poquito, miraba un poquito. Y como no tengo las habilidades de un pintor impresionista no los capté en acción. Me quedó como una especie de retrato estático pero intentando mostrar los elmentos centrales de cada uno, sus objetos, su vestuario, su actitud.
Mientras lo hacía disfruté mucho y me acordé de todas las veces que en mi vida hice algo así. Tengo retratos de mis amigas de la secundaria... tuve una vez un cuaderno en el que dibujé a todos los chicos que me gustaban a los 13 años, dibujé profesores, y compañeras de la facultad, a las chicas del museo. A una de mis compas de la facultad, Jose, le hice una funda de almohada con la imagen de cada una de las chicas del grupo de estudio, con frases que describían las personalidades. Y lo dibujé a Eric mil veces. Hay un patrón ahí!
Cuando terminé el dibujito no pude evitar encontrarle mil y un defectos. Por un lado quería mostrarle a los chicos que los había retratado y por el otro me daba verguencita, porque no es el dibujo de alguien que "sabe" dibujar.
Lo comparto acá porque esta es la idea del blog, dibujar y dibujar sin mirar atrás, sólo por el hecho de disfrutarlo y de aprender por la experiencia misma.
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